jueves, 21 de octubre de 2021

Ligar es fácil. Pero no quedarte con la buena.

De vez en cuando nos quedamos absortos por el pasar del tiempo, cuando lo único que ocurre es la nada más absoluta. Entonces miramos atrás y no vemos nada, miramos al frente y nada tampoco. Se abre la puerta y esperamos no dar con nada en concreto. Pero entonces llega alguien, una criatura que te pide más de lo normal, que te saca de los esquemas, que está esperando a que le vendas cualquier cosa..., te descoloca. No estás preparado y no cumples la espectativa.

El no hacer te lleva a un estado depresivo inherente. Las garras que tenías no las tienes afiladas, o preparadas. Se han amuermado junto a un instinto de mantener la quietud y la paz, para que el dolor se mitigue. Es el dolor del aburrimiento, de la falta de movimiento intelectual. Cuando se vive en soledad, con los años, no se puede esperar que el sujeto tenga esa actitud sharp.

Y es que es eso lo que es el lumpenproletariado, son personas que se abandonaron porque dejaron de creer en las promesas de civilización. Si no puedes vivir como un trabajador al menos vivirás como un rey. Así se mitiga el dolor, el sufrimiento del no poder hacer, y se doblegan los instintos. Me refiero a los instintos de lucha por la sociabilidad, el querer civilizarse y servir de referente cultural.

El revolucionario tiene una idea en la cabeza: una idea que pase un tercer grado. Se puede ser un revoltoso caótico sin sentido, un ser irracional que se valga de cualquier cosa. Pero no llegarán sus ideas muy lejos. Se puede hacer un llamamiento a los parias para conformar una suerte de sociedad organizada, pero en cuanto se llene de viciosos, desalmados, fracasados..., el reto habrá nacido porque en algún lugar deberán de colocarse ¿Dónde colocó la secta de Osho al fracaso del capitalismo cuando fueron invadidos por su buena fe? Es decir, Osho promulgó una sociedad eclesiástico-comunista donde todos eran aceptados para trabajar y convivir; así que los mendigos de EEUU, gente que era víctima del hambre y sus patologías, aceptaron la invitación. Todo un reto ¿Qué hacer con lo difícil? Ellos los apartaron, porque no hay otra manera - pero su pecado fue no usar fórmulas objetivas, una razón de porqué unos sí y otros no.

El joven adolescente puede tener una vida al margen de la realidad, al vivir aislado podría perder parte de sus instintos de saber venderse. Pero entonces, a pesar de tener una enorme cultura y capacidad para ser incisivo, es cuando le llega el mayor de los retos: una chica que le gusta se le pone a tiro, y ésta incluso se presta a tener una larga conversación con él. Pero la naturaleza tiene esos dimes y diretes, el rarete no merecerá a la hembra, como tampoco la rarita se merecería al macho, si éste no aprovecha su oportunidad al ser una criatura aislada. Es así como funciona la selección natural, distinto de cómo funciona el romanticismo civilizado. Por eso la cultura del chico le podría hasta salvar, su lenguaje técnico en el uso de la razón puede llevarle a conseguir la chica - si es que no está terminal, si es que lo suyo no es patológico ya.

Es posible encontrar una enorme productividad en los países pobres, sin embargo no hay inversión allí ¿Cómo puede haber inversión en una película de amor cortés cuando no tienen la apreciación cultural de ir a la escuela en lugar de a las barracas? ¿Qué es invertir? Para invertir hay que tirar de la pirámide de Maslow, abordar todas las fases. Usar un modelo 10-20-30-40 invirtiendo desde cultura hasta seguridad.

Pero eso no lo hacen los inversores: prefieren ganar más dinero invirtiendo sobre seguro. Además, si toda la población se comportara bajo los patrones de los países ricos entonces necesitaríamos varios planetas Tierra. El problema del hambre en el mundo no está en los pobres o lo poco productivos que son, está en lo derrochadores que son los ricos - en la ecología.

Ahora explica a la gente que la Thumberg podría ser merecedora del premio Nóbel de la paz por sus contribuciones a acabar con el hambre en el mundo. Para mear y no echar gota, aquel que hubiera venido para escucharte, con toda su buena fe, se acabaría riendo de ti. Jamás se aceptaría ese razonamiento. 

La sociedad que conocemos está siendo gobernada desde la más profunda irracionalidad y ausencia de lógica. Puedes tener una verdad innegable fotografiada y en tu mano, puedes tener una nota de papel donde esté escrita una realidad que jamás nadie podría refutar, e incluso puedes tener la grabación de un hecho incontestable..., el problema es que no se ha desarrollado la cultura de la aceptación de un modelo de pensamiento que te lleve a inferir correctamente. Se nos ha educado para consumir cultura, una cultura principalmente más consumidora..., y una sociedad que consume mucho es una sociedad donde podemos producir más fácilmente - para venderles más caro lo mismo. La magdalena de toda la vida, se triplica su precio dependiendo de quien te lo venda. Eso no es producción, ni inteligencia, es especulación, es aprovecharse de la negación de la realidad que genera el consumismo.

El hiperconsumismo lleva a querer consumir magdalenas caras, pero porque son caras. Pero claro, ¿acaso es fácil comportarse de esa manera?

Me viene un cliente hoy que no para de pedirme y pedirme, pero me descoloca. Por querer ser honesto no le vendo rápido cualquier cosa - y eso es lo que me paga factura. Él no quería ser correctamente asesorado, quería que le vendiera credibilidad. Es decir, él quería que le estafara. Y para eso no estoy acostumbrado.

Pasa lo mismo si de repente aparece una chica impresionante y ésta empieza a hablarme. A día de hoy no estoy acostumbrado, no sabría qué decirle. Ella esperaría que le intentara engañar al más puro estilo de amor cortés, pero esas falsedades es algo a lo que no estoy acostumbrado debido a mi aislamiento: sólo querría follármela cual perro. Razón por la cual acabaría congelado, ensimismado con su presencia sin saber qué hacer o cómo, a pesar de tener en mi más profundo recuerdo diversas películas de amor que sí podrían haberme servido de inspiración si las tuviera más cerca de mi memoria.

Ciertamente ése es el papel de la consciencia: saber montarse una buena película, película en la que uno mismo sea el protagonista. Si ves muchas historias bien podrás desarrollarlas, mejorarlas y, lo más importante, ponerlas en práctica. Pero es irracional creer que el pensamiento funciona así: la razón se mueve por dialécticas para ser engañada, engatusada por los arcontes de la civilización. Sin embargo, si queremos inferir un buen conocimiento no podemos regirnos por esos movimientos, salvo por la lógica misma - que funciona igualmente para el hombre aislado que para el más de los sociales.

Si una chica o un cliente me llegaran para ofrecerse de manera "lógica", entonces yo podría convertirme en un gran ligón y vendedor aun no teniendo esa cultura de la estafa. Por lógica ella tendría que estar conmigo pues en teoremas nadie me gana, y por lógica el cliente tendría que comprarme cuanto yo quisiera. La aplicaría una lógica circunstancial llamada "egoísmo puro" y le acorralaría en los mundos necesarios. Yo mismo desarrollaría el marco en el cual no habría más remedio que aceptar mis designios. Al fin y al cabo soy realmente un excelente informático.

Tras perfeccionar la capacidad que necesita una máquina para albergar las primeras etapas de la lingüística, no es difícil ver los unos y los ceros a cualquier tipo de relación: desde el más bajo nivel de los registros lingüísticos hasta alcanzar los eones, los iconos que trascienden a todas las culturas y que se presentan en todas las historias.

A medida que programo la capacidad lingüística en mi máquina descubro que lo que era un axioma se convierte en teorema, se me ultrasimplifica todo, se refundan las teorías, me llevo nuevas sorpresas... Pero al mismo tiempo que me dedico a estas cosas me aislo más, soy peor vendedor y no aprovecho las oportunidades que me brinda la sociedad. Además, ¿acaso no me da pereza ya cualquier cosa? Poco a poco voy perdiendo mi lugar en el proletariado para volverme más y más inútil. Un inútil ultraproductivo por un lado y que forma parte de una enorme unidad de consumo. Es difícil sentirse orgulloso de ser así.

Ahora recojo todos los n-gramas necesarios para ligarse a una mujer, no son más difíciles de constituir que los necesarios para iniciar una revolución social, y entonces encuentro los arcontes que me valdré como herramientas para constituir una historia y, antes de que se dé cuenta, estará en el "catre". Pero..., me aburre. Si no me aporta ese calor necesario no me vale. No hay motivación.

Así que sí: ligar es fácil. Pero cuando aparezca la que te interese algo en tu cabeza te dirá que no se merece esos n-gramas, las estafas propias del amor romántico, que merece una verdad aséptica, lógica, como es uno mismo, el dejarse llevar..., dejarse llevar por un mundo robótico donde me encuentro completamente aislado. Miro a mi izquierda y miro a mi derecha, no hay nadie, sólo grúas de silicio que ayudan a levantarse las unas a las otras y, siendo su dios, no me siento identificado en esa sociedad.


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