miércoles, 10 de febrero de 2021

Las patas del taburete

 Los griegos lo sabían, y se apoyaron en los números para darle sentido a sus juicios. Un taburete de tres patas puede acabar inclinado, pero no cojea. Mientras que un taburete de cuatro patas en algún momento podrá estar derecho, pero puede que cojee.

El cuatro es el número de elementos, representa un liderazgo confiable - porque si se pierde una pata aún tendremos un trípode. El tres es el número de roles diferentes que pueden tener un líder: el cardinal, el mutable y el fijo. 

Al final era como decir que cuando se conforma un grupo de personas éstas pueden conformar un proyecto coherente a través de un trípode, o pueden conformar un proyecto relevante mediante un grupo de cuatro.

También se puede plantear desde el punto de vista de lo que son los dilemas, las paradojas y los trilemas: cuando nos planteamos un dilema sólo tenemos que encontrar al mayor experto en la materia y éste nos presentará su tesis. En cuanto a que el dilema no tenga suficiente dificultad la solución estará en la propia tesis planteada por el experto.

Lo que pasa es que también es posible que haya un punto de vista heterodoxo, por lo que la antítesis será la que prevalecerá. Si tras defender tanto la tesis como la antítesis observamos que no hay forma de saldar la discusión diremos que existe una paradoja implícita - en cuyo caso el proceso de síntesis puede ser la solución de dicha paradoja.

Por ejemplo, ¿cómo gestionar un país? Con ideas de derechas, no es suficiente; con ideas de izquierdas, no es suficiente. Por tanto debe existir una síntesis de ambas políticas. Así comprendemos la función de los tres elementos.

Sin embargo, ¿qué pasa si no tiene sentido ni la tesis, ni la antítesis, ni la síntesis? Entonces tendremos un trilema implícito: existirá una manera de replantear la cuestión de manera que se forme un trilema. En este caso la solución será: ninguno de los anteriores. Y esto es lo que ocurre cuando debemos darle seriedad a los lobos solitarios: que es el líder que rompe los esquemas.

Cuando hacemos esta lectura numérica podemos comprender el teorema de la incompletitud de Gödel de otra manera mucho más sutil: y es que cuando diseñamos un taburete siempre deberemos elegir si tendrá tres o cuatro patas, pero nunca podremos evitar que o se quede inclinado o cojee. De la misma manera, cuando tenemos dos opciones siempre será posible que la respuesta esté en la primera, la segunda, una combinación de ambas o ninguna de las anteriores. Todo esto, bien planteado suena trivial.

Lo grandioso de los griegos es que tenían los zodíacos: que era la combinación entre el tres y el cuatro. Lo que nos lleva a plantearnos la creación de sistemas conformados por grandes grupos que consiguen, de alguna manera, complementarse. Sin ir más lejos, las historias siempre necesitan unos objetos que sirvan como llaves maestras para que avance la historia; estos objetos persisten en toda la historia para tener un mensaje representativo.

Por ejemplo, el Santo Grial adquiere un significado trascendente, así como Excálibur también posee un papel importante en el mensaje de la historia que lo cita. Los símbolos, por tanto, pueden ser usados para emitir emociones, lanzar memes, y así conseguir evocar unos mensajes que se quedarán más fáciles para recordar al tener representación gráfica.

Es decir, es más fácil representar un concepto abstracto mediante un objeto físico antes que mediante el recuerdo de un relato (que sería como una animación) o el recuerdo de un personaje (que sería como una persona con un historial).

Y resulta que los animales pensamos mediante los objetos físicos. Es decir, no somos máquinas, si razonamos es mediante una máquina que ha sido diseñada para orientarnos en el mundo físico. Los ordenadores han sido diseñados para albergar y manejar información de la manera más eficiente - nosotros no. Nosotros no tenemos capacidad de raciocinio, o procesamiento de cálculo, tan extendido como un ordenador.

Así que los objetos pueden ser herramientas muy útiles para nuestra psique. Éstos serán introducidos en distintos relatos: ya sean pura propaganda, historias relatadas a modo de noticias, exposiciones poéticas o pura narrativa novelesca. Pueden alzar el objeto para que recoja el significado del contexto en el que se ha introducido - y es como una melodía a la que le atribuiremos un significado justo después de haber visto terminar la escena en la que la escuchamos por primera vez.

Los símbolos, por tanto, son usados no sólo como imanes telúricos, como captadores de significado, sino también como impregnadores sobre otros objetos o relatos.

Y es que no hay nada más hermoso como disfrutar de la consciente puesta en escena del mayor número de iconos y referencias que evocarán a recuerdos y sentimientos. Y así crear una peculiar mezcla alquímica de sensaciones.

Eso es algo que a día de hoy la máquina no es capaz de simular..., aunque muchos imaginamos cómo reproducir ese cálculo. Más en concreto, quizá yo mismo lo esté ultimando. La cosa es: hasta qué punto el instinto que usa el ser humano para orientarse y deducir bandos en los grupos tribales puede vincularse con toda la complejidad de emociones que emite nuestro cerebro y su capacidad racional.

Ya iré probando con mis estructuras hasta dónde se llega. Aunque dudo que use esta máquina, tan expuesta a Internet.



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