jueves, 23 de abril de 2020

Boicots, robos y cintas de vídeo

Hoy toca despotricar contra el mundo, otra vez. Y es que hago revisión, y observo que, de vez en cuando, a algún clientucho le da la gana de meter la mano..., robarme. Y no es que roben algo que alimente, son bolsas de chuches y cosas por el estilo.

Me obligan a ponerme más alerta. Y son adultos. Pero hay que ser realmente cutres, todo hay que decirlo. Todo ese estrés que generan a una persona que ya de por sí es pobre me parece completamente fuera de lugar.

Los problemas habituales a los que me tengo que enfrentar suelen ser el ver cómo me devuelven un producto que está en perfectas condiciones, o tener que explicar en qué consiste un servicio de telecomunicaciones para luego ver cómo me echan las culpas de que ese servicio no fuera lo que les dio la gana de entender. Han sido ya muchos años, y sé qué palabras usar y en qué insistir. Experiencia no me falta. Aunque, en raras ocasiones, todavía se puede encontrar algún despistado con exceso de orgullo.

Pero por si eso no fuera poco aún tengo que comprobar cómo algún anónimo con credenciales le dice a Google que la foto de mi tienda es un hueco donde no hay nada, o que mi tienda ha cerrado cuando en realidad sigue abierta. Y es curioso, el resto de los establecimientos permanecen abiertos, así que ¿quién ha podido actualizar el estado de mi tienda a ponerla cerrada? ¿Quiénes han conseguido convencer a Google de que mi tienda está cerrada cuando en realidad siempre se mantuvo abierta de manera ininterrumpida?

Esta clase de cosas algo me dice que jamás se explicarán. Nunca nadie me dará una santa explicación sobre qué credenciales se pusieron para intentar hacer daño a mi negocio. Pero una y otra vez lo estoy viendo. Tan pronto como les da por boicotearme, luego una compañía de reparto y mensajería le da por ignorar mi dirección - como si no existiera, y sin llamar por teléfono ante cualquier duda que surja por una dirección que está sobreindicada.

Es como el libro de Coelho pero al contrario: el mundo, sin ningún motivo, sin conocerme, sin que les haya podido dar la oportunidad de caerles mal, me trata de destruir. Cualquier iniciativa de negocio, o lo que sea, es como si se pusiera de acuerdo el mundo para intentar ponerme otra zancadilla.

Ya me pasó con Microsoft: cada vez que "arreglaba" mi laptop una tecla físicamente dejaba de funcionar. Era algo tan terriblemente tétrico que el pánico se sale del medidor de solo pensar que algún futuro producto sanitario o financiero tuviera como marca Microsoft. Ya me imagino al pobre hombre al que le pongan un marcapasos de esa marca, los miedos y extorsiones a los que tendría que enfrentarse.

Pero nada. Google me ha dicho que aceptaba mis cambios, aquellos que hoy he comunicado. Que probablemente mañana se hagan efectivos - ya se verá. Y es que ser un "local guide" parece que tiene sus problemas: da igual lo que ponga, habrá otro que, no sé si hackeando, inhabilitará las informaciones de mi negocio. Y Google volverá a ocultarme.

Para Google mi tienda es como los ojos del Guadiana: aparezco y desaparezco. Deberían de percatarse de que el único que cambia esa dirección de manera coherente es, casualmente, quien dice ser su dueño. Veré si dentro de esos días me llega esa tarjeta postal para testificar que realmente la tienda es mía.

¿Qué ganará esa gente haciendo creer que la tienda es otra? ¿Por qué intentar cerrar un locutorio que sé que es muy útil en un hospital público tan importante en la región? Me vuelven a asaltar los temores de la clase de mundo en el que nos encontramos. Cómo hay gente que especula con el bienestar y la vida de la gente. Y además le sale bien.

Yo, por mi parte, he decidido seguir darle algo de vidilla al kiosko, aunque aún no sé si seguir liquidando: al fin y al cabo el hospital me boicoteó ilegalmente - en el pliego de condiciones no había legitimidad por parte de un gestor de hospital como para saltarse las normas de urbanismo básicas. Ese boicot de cerrarme las puertas me ahogó mi clientela, y luego tuve el problema con el banco - que se negó a darme monedas para poder dar cambio o tenerlo. Y tuve una hora de burocracia sólo para conseguir cambio de 50 euros, cambio que no conseguí (conseguí sólo 30) una vez más incumpliendo compromisos por parte de terceros, para demostrar incertidumbres y un afán ilegal de lucro: lo que quieren es que me costee un TPV, como si eso resolviera el problema, como si tuvieran legitimidad como para obligar a que la gente deje de usar monedas.

Ya se lo expliqué a la banquera, si no me dan cambio no ayudan a que se "intente" a pagar con tarjeta, lo que se hace es cerrar mi negocio directamente. Pero ella erre que erre: estudió economía en una tómbola. Ésos son los que tienen nuestro dinero. Ésos son los que deciden el futuro de las empresas. Pero el pequeño comerciante siempre, siempre, siempre dice lo mismo: los bancos no resuelven, dan problemas. El sistema debe volver a ser como era antes, y entonces ya se vería cómo los bancos se verían obligados a ofrecer servicios sin extorsiones, al perder su oligopolio.

Cambiar la filosofía de la economía es crucial para comprender cómo asumir pandemias sin que ello nos lleve a una crisis financiera. Si la economía está bien fundada todas las recesiones y cisnes tendrán forma de V. Y la renta básica, la auténtica, es crucial para conseguir todo eso de facto.

Pero no tengo tanto por lo que quejarme: comprobé que cada vez que criticaba a la policía en Twitter me llegaba por correo una sextorsion de algún anónimo que me reclamaba un dinero..., la gente es muy pervertida. Y hace un par de días volví a criticar a la policía por tener en nómina a un payaso que no sabe cuándo un coche está en parada para carga y descarga y cuándo está estacionado. Demasiado básico.

Cualquier día vemos un policía poniendo una multa a un coche por ceder el paso ante un ceda el paso.

Pero decía que no tengo tanto por lo que quejarme porque no he vuelto a recibir sextorsiones. Ni ha habido consecuencias de ningún tipo. Las únicas consecuencias sobre mi equipo las he sufrido justo cuando me involucraba con empresas que ofrecen un servicio de asesoramiento informático. Entonces sí que mi equipo era destrozado de todas las formas posibles. Microsoft, Apple, etc..., cuanto más grandes más daño hacen. Son sectas de poder que deberían de ser perseguidas por destruir la tecnología.

¿Dudas sobre los crackers y la gente peligrosa? Pues el perfil es claro: trabajó o trabaja para una gran compañía. Lo demás, es tirar del hilo. Porque aún algunos podrían ser hasta policías. El Deep Internet en realidad es mucho más macabro y oscuro en el sentido de que no se trata necesariamente de unos meros desgraciados que merecen la cárcel, sino de sujetos que no tendrían ni que hacer lo que hacen porque promueven exactamente lo contrario de cara a la galería.

Mientras tanto, el gobierno está abriéndose frente al coronavirus. Me parece bien, y no hace falta ser demasiado exigente con las estrategias..., si no fuera porque no está siendo en absoluto trasparente. Al fin y al cabo, si se es trasparente los errores son asumibles, cuando te cuentan milongas es cuando hay problemas.

Entiendo que la función de la guardia civil es rebajar la tensión que tiene la gente con la autoridad, el estado, la democracia, el país..., si el jefe de la guardia civil dice que su misión es rebajar la tensión contra el gobierno, el partido, el PSOE..., pues siempre quedará la duda de porqué se equivocó de palabra, si es para tanto, etc... Luego vemos que el gobierno y el estado no guardan diferencias..., yo mismo, ¿me podría haber equivocado? Ya digo: si fueran trasparentes entonces nadie se quejaría, lo entenderían.

La única gestión que yo sí que entiendo es que debieron haber subyugado la gestión de dirección de todos los hospitales españoles a la dirección de un oficial del ejército. Si se hubiera hecho eso, y aún están a tiempo de rectificar, entonces todos esos respiradores que han estado sobrando podrían haber sido cesionados a los centros donde se salvarían más vidas. Así nos habríamos librado de esos mafiosos que gestionan los hospitales, que también se llevan muy mala fama entre los médicos. Dan asco, y lo sé.

Tan sólo los acólitos al director hospitalario le siguen el juego, y les parece bien lo que hace. Obviamente se mueven entre la necedad y la mezquindad, porque quien comete infracciones graves no debería de ser digno de elogio. Pero sí: tengo graves problemas con el director del hospital, y se supone que pretendo llevar un negocio en él. Es una situación completamente inestable, pero que es no tengo futuro en ninguna parte. No hay manera de saber cómo escapar de esta situación.

Si mi negocio parecía que podía empezar a ir bien, entonces llegan nuevas decisiones rodeando a mi negocio que lo vuelven a sabotear.

Pero claro, al mismo tiempo, todo lo malo que me ha estado sucediendo a mí, de alguna forma, luego lo veo revertido en toda la sociedad al completo..., aunque es una peculiar sugestión que ya comenté hace días por aquí... La misma sugestión que podría hacerme creer que vivo sujeto al acoso de unos señores que quieren joderme.

Vamos..., que vivo una película dentro de un absurdo absoluto. Y ahora me tocará cruzar los dedos para ver si las compañías de mensajería cumplen con su compromiso y, si no dieran con la dirección, pues que llamen por tlf. en vez de ir abandonando los bultos de cualquier manera.


¡En menudo país de mierda me ha tocado vivir! Si por lo menos hubiera una renta básica...


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