Relato

El túnel de Venru es una teoría que formó el científico Venru sobre la posibilidad de encontrar nuevos mundos haciendo viajes a través de la teoría del dorsal espacial.




Poco le ha importado a cada cual la ciencia. Esos amigos que ya no tiene se han ido en la desgana, y poco importa lo que digan de él o lo que dejen de decir. Se ha consolidado con el tiempo y ha encontrado, en su desgana, la manera de consolidar una vieja teoría que supone una ruptura espacial ¿Cómo atreverse a viajar a través de dos universos haciendo uso de las moléculas de calor?

El tiempo no se mide igual cuando lo haces a través de las ondas electromagnéticas. Los procesos de cristalización de las estructuras obedecen a una descripción diferente de cómo evolucionan. Sin embargo, cuando las matemáticas te acompañan, sólo hay que mostrar las simetrías: tanto monta para estas tres dimensiones, como para estas otras tres. Se coge un mapa y se traza sus coordenadas sobre una esfera, se carga la superficie del mismo y ya tenemos dos dimensiones generadas por el flujo y su carga.

La superficie del plano de la esfera, decía Venru, podía cortar otra superficie, para viajar a lo largo del plano a otro plano contemplado por otro orden dimensional. Entonces la carga se convierte en espacio, y el espacio en carga. Visto así, en la recta que intersequen los dos planos, dentro del espacio de sucesos, podrá viajar el artefacto para entrar en comunicación entre los dos mundos. Pero claro, ¿a qué imbécil se le ocurriría atravesar el umbral de la singularidad?

Venru no tenía ninguna duda, ese universo debía existir, y había mucho espacio donde encontrarlo. El pasillo formado podría servir para repetir el experimento en el mismo túnel, para volver así a generar un sistema de comunicaciones que ayude a visitar otro universo, ésta vez el primal: un universo con el orden espacio-temporal correcto.

Así que Venru no sólo pedía financiación para crear su túnel, sino que además pedía financiación para crear una base en un planeta en ese universo extraño, construir un nuevo portal y así viajar de vuelta al propio universo pero hacia lugares inóspitos.

- ¿Y si hay vida inteligente en ese planeta como para que usen el portal en nuestra contra? ¿Sería ético iniciar un genocidio para evitar nuestra propia autodestrucción? - le preguntaron a Venru en el simposio.

- No puede ser un peligro quienes no tienen ni concebida la idea de otro mundo más allá del suyo propio - respondió Venru.

- Pero si son un planeta donde pueda haber vida, entonces habrá otros planetas donde también podrá haber vida. Por lo que esa civilización podría evolucionar hacia la invasión de otros planetas.

- Si buscamos un planeta donde sea imposible que haya vida, entonces la financiación podría basarse en una industria de autómatas - respondió Venru - sin ir más lejos, en este entorno es imposible que haya vida debido a la enorme cantidad de oxígeno.

- Tampoco nos puede interesar - respondió un eminente banquero - que se monte una industria exclusivamente con nuestros recursos. Valerse de los recursos del planeta sería fundamental, por lo que deberíamos de crear vida. Sin embargo, ¿eso exige tener que esperar décadas antes de que veamos resultados?

- Bien - dijo Venru - si desarrolláramos ahí vida entonces podríamos tenerlos controlados y exclavizados, pero cuanto más controlados menos capacidades tendremos para obtener beneficios.

En este punto algunos empezaron a murmurar como sorprendidos.

- Escuchen..., - insistió Venru - si queremos crear formas de vida que ayuden a la minería entonces el tiempo que necesiten para evolucionar será un tiempo que perderemos. Pero si evolucionan con velocidad entonces no podremos controlarlos..., ¿de acuerdo?

- ¿Y cómo resuelve esa paradoja? Porque está claro que no vamos a financiar un proyecto tan absurdo.

- La única solución está en encontrar un lugar inhóspito, crear una base, inducir en él una forma de vida ultraeficiente, que el túnel tenga el tiempo enmarañado para poderlo visitar en periodos azarosos y dejar allí autómatas que limiten la visibilidad de las especies.

- En definitiva, que jamás evolucionen más allá de meras bestias y, al mismo tiempo, nos ayuden en las labores de minería.

- Efectivamente, el plan ya se hizo, pero ahora habría que combinarlo dentro de esta idea de túnel.

- Si visitantes de otros planetas intentaran - planteó una de las que estaban ahí - conquistar nuestra mina entonces, ¿cómo podríamos proteger a nuestras especies eficientes si esos entes podrían tener mejores reflejos que nosotros?

- En realidad ya pensé en todo eso - dijo Venru con mucha seguridad en sí mismo - ¿qué posibilidad hay de encontrar un universo donde no haya ni la más remota posibilidad de encontrar ni la más leve forma de vida y que, de existir, se extinguiría su civilización antes de viajar hasta la remota área donde podría empezar a ser probable que haya alguien más?

- Ninguna - respondió el banquero - el universo es un auténtico vergel.

- Es un vergel para nosotros: existe un túnel donde no hay ni nada ni nadie y, por si fuera poco, tiene burbujas electromagnéticas naturales para así asegurarnos de que no se produzcan colisiones profundas.

- En el interior de las burbujas electromagnéticas es imposible encontrar vida.

- Nadie dice que vayamos a encontrar nada. Según los mismos estudios que propongo las burbujas electromagnéticas no afectan a esas formas de vida como a nosotros no nos afecta las formas materiales. Se trata de una manera dual de enfocar los sistemas inteligentes.

- ¿No le parece que esto es ir demasiado lejos sólo para crear un puñetero túnel? - preguntó el banquero.

- Bien, pero para la próxima oleada magnética que provoque una crisis económica, no vayan diciendo que no hay espacio en el universo sin poblar.

- Debemos estar locos como para aprobar un proyecto como éste...