Me lo tomo con calma, y lo voy pillando. Sería un enorme placer para mí el escribir todas las conclusiones, con sus respectivas referencias - el problema es que el coste no estaría justificado, ni tampoco tengo claro los destinatarios. A algún amigo cercano, o así - nada más.
Aún no he implementado la fase de auditoría, pero ha surgido un cúmulo de circunstancias sobre su código, y toda la complejidad que resuelve. Porque aparece una sinuosa y peculiar paradoja que va más allá del significado de los símbolos. Y es sobre la credibilidad de los agentes, resulta que me veo obligado a reconocer un número máximo de agentes, sujetos a los que reconocer, para darles alguna clase de función matemática específica.
Cuando se lee sobre semiología, o sobre pragmática, el autor siempre se centra en los objetos, pero no en el sujeto. Parecería, y tal vez sea cierto, que los agentes no tienen nada que ver con la semiología. Sin embargo cuando estudiamos la teoría de la mente observamos cómo cada agente exige recoger un mundo completo, para compartirlo. Es decir, a la hora de implementar el mundo objeto nos vemos obligados a tener que enlazarlo con el mundo de los agentes - salvo que queramos asumir alguna clase de ineficiencia notoria en el uso de la memoria.
Y eso es algo que me llama la atención: si la implementación no nos lleva a que la consciencia, la sociabilidad, el mentir, etc..., todo eso a una manera más eficiente de trabajo entonces no tendría sentido que un animal pueda evolucionar en ese sentido. De hecho, plantear la teoría de la mente exige multiplicar los recursos bajo una explosión combinatoria - salvo que los agentes estén mezclados con el estudio semiológico.
La relevancia de los símbolos está vinculado con la relevancia de los agentes que los usan.
Y eso nos lleva a otro problema, que no es tal cuando se acepta - pero que nos devuelve un resultado sesgado, aun eficiente. Los marcos que reconoceremos como manera de pensar adquirirán la relevancia de haber sido usados por agentes creíbles. Los agentes reciben, por otro lado, la credibilidad ligada a una función que permita establecer una regresión entre ellos; y la regresión en esta estructura sospecho que debe tener formato de historia.
En la medida de que se mantienen unos marcos dentro del lenguaje adquirido a cierto nivel éstos habilitan unas fórmulas de regresión que vinculan a unos agentes con otros para atribuirles roles. Cuando la fórmula es demasiado costosa entonces el agente será menos creíble, y podrá ser ignorado a la hora de definir los marcos del lenguaje.
Por tanto la credibilidad depende de la relevancia, y la relevancia de la credibilidad.
No puedo decir que éste sea un buen modelo, pero tiene bastante sentido. Así que he desarrollado una técnica matemática diferente, porque el sistema de regresión que se tiene no es de mi agrado. Lo llamaré regresión forzada, porque cuandos se tienen varios datos postulo que siempre dará con una fórmula que los conectará. Y esa fórmula servirá para predecir los modelos posibles.
Parece que la completitud y la corrección lógicas no es lo más importante a la hora de hacer predicciones sobre la empiria. Y tiene sentido, si consideramos que en ocasiones los propios agentes son responsables de cambiar la misma realidad que observan o describen. Por eso, el lenguaje se convierte en un superficial reflejo de la relación entre el hablante y el mundo en el que vive como agente creador.
Aunque aún le debo seguir dando vueltas.
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