Cuando empecé a trabajar en mi kiosko había una extraña sensación; algo que nuestra mente sólo podría atribuir a un tipo de olor - pues se trata de un concepto ininteligible. Una sensación que nunca se había vivido y que se repetía en el tipo de estrés que tenía el cerebro cuando iba a trabajar todos los días.
Como casi una década después mientras venía parte de ese olor que no huele a nada se volvía a repetir. Debo decir que debe tratarse de lo que yo llamo un fenómeno huérfano, asociado al olor: el olor y el estrés de tener que ir a trabajar con un sentimiento de autonomía por la mañana temprano era desconocido para mí y le atribuí el valor cultural en aquella época. Por eso, al volver a percibir esas sensaciones vuelve el peculiar recuerdo al que le atribuyo el meme en cuestión.
La única sensación de libertad que podría tener derecho a sentir, y todavía no tendría derecho a quejarme en comparación con cómo están las cosas en general. Quizá para cuando acabe esta peculiar crisis económica..., porque para mí febrero del año pasado fue realmente bueno, ¿volverán las vacas gordas?
Hoy mismo me ha venido un correo donde se ha dado la sorpresa de que mis artículos de divulgación han superado un techo de cristal: parece que en un mes ya puedo ganar algo así como 2'50 €. Y sigue siendo para mí un misterio: esas aportaciones que hice las tengo más que abandonadas en el pasado. Son artículos que no representan toda la complejidad de lo que tengo desarrollado. Sin ir más lejos, ahora estaba ultimando una técnica algebraica que le interesó a un ganador de un premio nóbel de economía, y que ahora mismo está muerto. Le dije que se la atribuyera, si tanto le apasionaba; pero me la respetó: ¿acabaré por publicar esas aportaciones a la teoría de números?
Y me lo planteo; hubo un journal que me respondió en una ocasión una cosa bien extraña: "si le pones referencias entonces te lo publicamos". Lo que pasa es que al reescribir el ensayo descubrí que había un leve matiz que no había justificado..., un fleco sin aclarar, un punto negro... Así que lo dejé pasar. Añadir referencias es fácil: sólo tienes que volver a revivir los pasos y aclarar porqué lo hiciste, cómo lo hicieron otros, qué esperan otros que hagas... Es un filtro para niños pequeños.
El filtro más importante es que realmente puedas encontrar a alguien que quiera leer lo que haces.
Y precisamente ha sido en medium donde ha confluido la combinación de los peores pares con los más masivos que he podido tener. Y no lo veo justo: una sociedad sin comunidad científica está abocada a perecer por culpa de la falta de confiabilidad.
Pasa, por ejemplo, como con la NASA, que asegura que es capaz de predecir el impacto de un meteorito que sea suficientemente grande como para generar destrozos importantes; y ya vimos que eso fue rotundamente mentira por lo ocurrido en Rusia no hace tanto. Es decir, la ausencia de una comunidad científica lo que genera es que no seamos capaces de predecir lo que pueda ser más desastroso para estar acolchados.
Ha ocurrido con el coronavirus: cualquier epidemiólogo sabía que la superpoblación combinado con las mutaciones de los coronavirus cada cien años podría llevarnos a una situación desastrosa. Y efectivamente, cada varios años se simula en un ordenador si la población sería capaz de reaccionar - y suele fallar siempre en la simulación. Pero como no hay comunidad científica eso da igual, y se espera al desastre.
Lo mismo ha ocurrido con las advertencias sobre cómo se deja el ecosistema, o lo que estaba pasando en el Mar Menor. Son advertencias que se desatienden porque la comunidad científica está al servicio del político y de las ideas que permitan darle votos y financiar su partido. Así, poco a poco se va idiotizando más y más la población. Hasta que el siguiente desastre vuelva a establecer la agenda.
Tampoco sirve de nada coger al hombre más listo del mundo y "darle el poder del planeta". Esa es la solución que daría un idiota: el problema es que el planeta es idiota, no que el poder esté en manos de un idiota - porque el problema es que el poder está en manos de idiotas, en plural.
Es la ansiedad que produce ver cómo todo va a peor en parte, a mejor en otra, y ver cómo todo el mundo se fija en lo bueno..., como si esa fuera su obligación. Pero, ¿y si por mirar donde no se debe acabamos en peor situación? ¿No estaremos cegando a las futuras generaciones y, por ello, condenándolas?
Si a mí me dieran el poder lo primero que haría con él sería anular el sistema político para que la participación ciudadana no sea mediante logotipos.
Así que ha sido entrar en mi kiosko, y volver a sentir esa autonomía falsa - sometida. Entrar en las redes sociales y volver a ver los barrotes, sorprenderme por haber ganado 2'50€ y entristecerme porque otras investigaciones no serán tomadas en cuenta. Ha sido cabrearme mientras veía una buena película por la absurda adolescencia que me tocó vivir, y terminar mis investigaciones sobre esta nueva teoría de números al encontrar los complejos, los enteros, los naturales, los reales y los enteros modulares en ese orden... Ha sido apoteósico, inefable..., si ese hombre o su esposa estuvieran vivos se lo habría contado. Ahora no hay absolutamente nadie en este planeta vivo para contárselo. He llegado tarde.
He intentado publicar un documento mucho más simple y pragmático que resolvía el problema de satisfacción lógica, y más allá, y ya he visto el interés que suscita: siguen leyendo el artículo, nada más. Ni aplausos, ni agradecimientos de ningún tipo. Click, lectura y adiós..., constantemente. El mundo es idiota.
Por eso volví atrás hace casi diez años y sentí una extraña sensación de libertad y autonomía. Dar dos pasos adelante y uno atrás, o dar dos pasos atrás y uno adelante. Lo que no le podemos decir a un idiota es que abandone sus vicios personales, por mucho poder que nos otorgue.
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