Este es uno de los títulos que idealmente deberían de tener los artículos de divulgación científica sobre el cerebro. Sin embargo este post no será más que una sarta de especulaciones basadas en mi experiencia y que, muy probablemente, lo llene de máximas inapelables.
La autoridad se mide por el número de personas que te pueden contradecir y no lo hacen. Si se quiere tener la probabilidad a que se tenga razón de una proposición cualquiera se puede calcular el Sigmoide de ese número de personas. En el sentido de que si nadie te contradice existirá un 50%, si uno te escuchó y no te contradijo tendrás como un 75%, a partir de tres personas ya tenemos una certeza más científica.
Ahora bien, el mundo de los pares es más complejo, así como el de las áreas en el que cada uno se mete, sus fregaos. Es como si hubiera temas donde de antemano no podrás tener ese 50%, porque en realidad el número de afirmaciones que se sostienen contradicen a otros tantos expertos, o porque hay que analizar cada afirmación en su propio ámbito con su tamaño de grano. Asímismo, el par que te admire nunca será un par, como el que te odie - porque son lo mismo, y no cuentan. El par que no te llega a la altura tampoco te contradirá en el nivel oportuno; y si el par es de alto nivel sus contradicciones tendrán que estudiarse dentro de su ámbito profesional, por lo que su negativa podría ser en ocasiones una manera de aceptación.
Dicho esto, ojalá la comunidad científica se comportara así. La demencia y la falta de meritocracia provoca que sea más y más difícil que la gente quiera aportar solidariamente sus conocimientos. Tecnología sin negocio es locura: Capitalism Wins!
Poco a poco tenemos ejemplos de auténtica demencia en la sociedad.
Es lo que me está pasando con la empresa SEUR, y lo que me ocurrió con Microsoft. Cuando una empresa tiene la hegemonía automáticamente permite que sus empleados "imprescindibles" tengan carta blanca con todo lo que hagan. Y esos empleados empiezan a sabotear a los clientes de la empresa: sabotages tipificados dentro del código penal de la mayoría de las democracias del planeta.
Y es cuando esas empresas que facturan tanto y de manera hegemónica, sin competidores, le entra un miedo irracional y empieza a encubrir delictivamente a sus empleados: lo peor y con diferencia que podría hacer. Les da cobertura jurídica y logística para mentir más y mejor. Les crea portales de "trasparencia" para que parezca que todo está en orden.
Ese Deep SEUR es el mismo Deep Microsoft, o el Deep Apple... Microsoft me saboteó mi laptop y SEUR está intentando eliminar de los mapas la dirección de mi tienda. Cada uno con su demencia particular, dentro de su campo. Pero claro, ¿QUID PRODES? Eso es lo más triste: por defender a su empleado, su acólito, su seguidor..., entonces el empleado se vuelve loco: no tiene contradicción a todo lo que haga, se impone la dictadura de lo que él decida, sin rendir cuentas ante nadie.
Microsoft se lo estuvo ganando a pulso: si destruye todos los feedbacks, si hace como que es trasparente, al final repercutirá sobre los verdaderos entendidos. Es decir, habría que estar realmente loco como para otorgarle privilegios a quien no tiene autoridad. Y del nacimiento de los privilegios públicos otorgados a corporaciones sin prestigio emergen las formas de terrorismo.
Al fin y al cabo, la Justicia es un mecanismo de contradicción a la mala praxis de las grandes corporaciones. Pero si han encontrado la manera de no rendir cuentas ante la Justicia por los delitos que cometen, entonces sólo queda el golpismo, los fuertes sabotages..., la devolución de la violencia recibida.
De vez en cuando lo podemos observar dentro de la Deep Web: movimientos llamados anarquistas que se ocultan del mismo sistema que no quiere darle respuesta a los hechos de los que tienen evidencias y no tienen cabida en el cuadriculado sistema actual. Si los mecanismos que tenemos no son lo suficientemente vigilantes y garantistas entonces cualquier acto de repulsa que contradiga la violencia de los usurpadores tendrá sentido - porque les devolverá a la cordura.
Yo, por ejemplo, tengo un kiosko. Tengo mucho que perder. Y hay que ser consecuentes. Pero, por otro lado, en cualquier momento mi kiosko desaparecerá, y entonces no tendré absolutamente nada que perder. Por eso pienso que algunas empresas no es que hayan calculado ligeramente mal su movimiento, creo que están actuando con un nivel de irresponsabilidad que alcanza la demencia casi absoluta.
Considero que la manera que tenemos de pensar funciona igual: cuando las neuronas no son capaces de sintetizar un pensamiento en nuestro mundo consciente entonces se genera un ente más inteligible que directamente nos llama. Esta mañana, por ejemplo, me desmayé al despertar para olvidarme si había sonado la alarma y entrar en un ciclo de sueño o desvaríos..., entonces una figura representativa de lo que es el cliente de mi tienda se puso ante mí y "me despertó". No tenía recuerdo alguno si había sonado la alarma (cosas de mi memoria temporal), pero me conocía lo suficientemente bien como para saber que era hora de despertarse.
Mis terceros hombres y yo conformamos una comunidad.
Y es lo que hace que mi mundo y mi mente funcione como un reloj, a pesar de mis discapacidades y demás limitaciones de esta caja de calcio. Reconozco el valor de tener que ganarme la autoridad todos los días si no quiero acabar siendo víctima del Alzheimer. Y, por otro lado, cada comportamiento absurdo de empresas que se imponen a sí mismas un techo de crecimiento no debo tomármelo como algo personal, porque ni soy abogado ni tengo poder real para evitar los daños que generan y porque vivo en sociedad y debo considerar mis rigurosidades sociales también en contradicción con lo que espera el resto de la sociedad democrática.
Impaciente para levantarse de la cama y paciente para esperar reacciones racionales en el resto. Vivimos en un mundo rodeado de Alzheimer por culpa de la falta de meritocracia, porque existen esas corporaciones que marcan nuestro día a día, o esos políticos... Lo raro es no desistir.
Pero es que sería una locura desistir, claro.
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Recuerdo hace años cuando se especuló sobre la posibilidad de un dinero electrónico basado en compañías de telefonía, de reparto o de software..., las agendas no podrán lanzarse si esas...
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¡Me han llegado los zapatos! Menos mal que se ha portado SEUR..., y se ha roto el ciclo de demencia. Me han llegado sin la caja, pero nada..., peor sería que no llegaran.
Éste es un blog pensado como último reducto para la fusión entre lo más humano y lo más tecnológico sin perder ni humanidad ni eficiencia.
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