Al llegar la noche aprovecho algunos documentos escritos por filólogos en lo que se refiere a la lingüística. La filología muchos considerarían que se trata "simplemente" en la interpretación de lo escrito dentro de su contexto cultural y la intención del autor, cuando yo muy personalmente veo en esa definición muchísimo más que la mayoría... Lo escrito esconde demasiadas cosas.
Hay quien le da importancia a la historia, y la tiene. Hay quien le da importancia a la economía, y lo es. Son temáticas importantes, pero por alguna extraña razón la filología siempre ha pasado a un segundo plano.
Para empezar cuando hablamos en la España de hoy día de filólogos la primera idea que se nos viene a la cabeza es que son traductores, o los traductores. No les faltará razón, es una conveniente simplificación. Pero si nos damos cuenta la traducción es un concepto vivo, mientras que la filología suele centrarse en lo muerto. Es decir, cuando criticamos a un mal traductor - de lo que sea, y haya estudiado lo que tenga estudiado - suele ser porque su traducción parece que está muerta. Es decir, la persona que emitió el juicio que emitió, o que transmitió la información, o que respondió a un mero saludo, puede que haya perdido algo en la traducción.
Cuando estudiamos a Quine, nos dice que la culpa es de la calidad del idioma. Se centra en las ambigüedades y malas expresiones. Y es cierto que ese puede ser un buen punto de partida: no es que traduzca mal el traductor, lo que pasa es que los idiomas origen y destino son imperfectos, y las jergas usadas no suelen ser técnicas. Por ello es normal que se pierda algo en el proceso.
Sin embargo no parece que se haya querido cuestionar a un tema recurrente: la gramática de Chomsky es una estructura fija que exige un eslabón perdido; ¿cómo es posible adquirir una estructura tan compleja y perfecta? Da la impresión de que el homínido está a la espera de atribuir a un símbolo la función de sujeto, predicado, etc... Si es así, ¿por qué los laístas hacen como que en una frase hay dos complementos directos? Eso rompe los esquemas más básicos, y laístas hay demasiados - incluso los ha habido en la Real Academia Española (Lázaro Carreter).
Si tan buenas son las estructuras gramáticales de Chomsky entonces los niños que aprendan a analizar las frases aprenderán a hablar mejor..., como que va a ser que no. Incluso parecería que esas estructuras no generan escritores. De toda la vida, lo que hace al escritor es la lectura, no el análisis gramatical.
El asunto es que he tirado de muchos ensayos, y no he visto que se avanzara en estos puntos. Los que teorizan sobre lingüística no parece mencionar estos detalles, incluso parece que poco a poco se van introduciendo es aspectos más..., abstractos. Como lo que hace Lacan: ¿que el inconsciente se mueve según una gramática lingüística? Eso nos lleva a muchas preguntas: si el inconsciente es todo lo que infiere nuestro cerebro sin que éste sea consciente, ¿dónde está el sujeto y el predicado en el tacto de un futbolista para meter goles? Digamos que estoy leyendo algunos ensayos solo porque son muy referenciados.
Y en mitad de todas estas pequeñas y peculiares pérdidas de tiempo me urge el cambiar un algoritmo por enésima vez: el que determina la distancia WER. He visto que a mi gramática dinámica le tengo que cambiar la manera de hacer el análisis morfológico, la transformación de una palabra para separarla en lexema y desinencias. Siendo aún más dinámica de como lo era antes los resultados se hacen más difíciles de predecir: dos agentes aprenden dos gramáticas diferentes a partir de un mismo texto si tienen por detrás otros textos aunque sean del mismo idioma. De hecho, dos agentes aprenderán dos estructuras gramáticales y morfológicas diferentes si para un mismo texto éste se expone a cada uno con un orden diferente.
Es decir, el conjunto de historias completas no es todo lo que importa, sino también el orden de las historias - aunque sean completamente independientes unas de otras. Y esto no lo prevee el modelo de Chomsky.
Puede que exista una gramática ideal en un conjunto de textos, así como un análisis morfológico ideal desde un punto de vista etimológico. Sin embargo, lo que hace que entendamos un texto, o que sepamos analizar una palabra, no es su etimología (esa es una ciencia muerta, muy fascinante, pero nada que ver con la creación de los escritores). Los principios rectores que permiten un buen análisis morfológico y sintáctico se fundamentan en principios usados dentro de la informática, dentro de una teoría de la información extendida al análisis lingüístico.
Y es que me hace gracia lo que está sucediendo hoy día. Resulta que a la hora de analizar la gramática no debería de usarse un sistema de reglas fijas, sino que habría que centrarse más en la creatividad del conductor (su autor). Mientras que a la hora de tomar decisiones políticas deberíamos de centrarnos más en lo que diga la ley, para así matar al autor (el político).
El hecho de que las cosas se estén haciendo al revés puede ser síntoma de que a la gente le encanta simular problemas, en vez de resolverlos. Para cada cosa existe una fórmula, pero la fórmula no puede constituirse a partir de un constructo cultural - porque sería un concepto falso, como la gramática, el poder político, etc...
Tenemos legisladores en la Real Academia que jamás admitirían que un político les diga cómo tienen que escribir. Eso sería por definición una dictadura. Y es que el político no tiene un papel relevante en la sociedad; cuando se escoge democráticamente a un escritor en la Real Academia por su buen gusto a la hora de escribir lo que se está haciendo es simular la manera que tenemos de conformar las reglas gramaticales, dentro de su dinamismo.
Sin embargo, cuando los parlamentarios eligen a un político para que decrete decisiones a adoptar, militares que enviar, cuentas que ocultar..., lo que se está haciendo es elegir a un dictador. Y el dictador lo que no quiere es que se resuelvan los problemas; porque entonces se notaría demasiado que no hace falta.
Es como con el conflicto de los camiones de ahora..., si se despidiera a todos los camioneros y se empezara de cero, ¿cuánto dinero perdería el país hasta que empezara a recomponerse desde cero? Llamémosle X. Pues X es lo que tiene que repartir el gobierno entre esas empresas a modo de subvención oficial a devolver sin intereses. Es un principio básico: cuando un sistema está flaqueando en una de sus partes lo que tiene que hacer es invertir por adelantado lo que perdería si no hiciera nada.
Esta clase de principios son los que demuestran que no hace falta adoptar decisiones políticas, solo hay que ejercer los Principios, que son únicos - la única política, sea cual sea.
Al fin y al cabo, cuando atas una cuerda a una persona siempre verás a alguien intentando tirar de ella, pero si la atas a un poste nadie perderá su tiempo intentándolo. Si se cambian los mecanismos de participación política entonces desaparecerán las medidas de presión que afectan a la economía.
Es por ello que cuando sabemos qué debe ser estático entramos en una mejor dinámica de lenguaje.
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