domingo, 17 de enero de 2021

El legislador no debería de ser digno

Voy a desahogarme hablando en términos futurísticos, como novelescos. Ya que no soy influencer puedo permitirme el lujo de romper moldes y tocar temas que no tocan.

Entiendo que un sistema basado en urnas requiera una serie de exigencias sobre los candidatos a ser elegidos. Sin embargo los representantes deberían de responder al perfil del Pueblo, no a iconos idealizados producto de la literatura caballeresca. La moralidad no es plato de buen gusto cuando hay que discutir de leyes, de aspectos fundamentales que van a marcar posibles hitos en lo que se refiere a ver las cosas desde un punto de vista diferente. Es decir, si queremos educar la cosmovisión de la ley en virtud de cómo ve las cosas el Pueblo no sería extraño que una prostituta, un delincuente, un putero, un negrero..., cualquiera de estos pudieran ser los más legítimos representantes del Pueblo.

Cuando hablamos de logotipos y otras marcas es normal que debamos considerar como presidente idóneo aquel que nos ofrezca unos mínimos de honestidad. Pero nuestros representantes deberían de ser un fiel reflejo de lo que somos nosotros, no un reflejo idealizado dentro de una sociedad burguesa cínica.

Y es que tener vocación de servicio puede ser tremendamente complicado cuando se tiene el poder suficiente como para que se te exija ser una persona digna. Ante el público debes montar un discurso ejemplar no de lo que defiendes, pues el voto no es directo, sino un discurso ejemplar de lo que es tu persona y, por encima de tu persona, de la clase de personas que defiende tu partido - porque, por supuesto, a lo largo de la legislatura quien más aparece en los medios es un ente jurídico fácil de recordar, como un trapo, una marca... Es más fácil bipolarizar, recordar que un logotipo estaba de acuerdo contigo, que te inspiraba seguridad. Y para pagar todo ese proceso continuo de aparición en los medios debes ser de un partido capaz de financiarte esos costes, esos viajes, esos sobres...

Todos los países sucumben al bipartidismo, independientemente de si en el proceso electoral la campaña la pagan o no los militantes. Y el bipartidismo se asocia a grupos de presión, grandes empresas y grandes intereses por encima de los intereses de las multitudes o de incluso la defensa de la ley.

Así que votar por una persona no es democracia.

No cuando la sociedad es demasiado enorme y compleja. Para la idea de país que tenemos, con la existencia de grandes empresas, votar por una persona implica necesariamente aceptar las reglas de alguna empresa - empresa que muy probablemente desconozcas cuál sea. Los intereses no aparecen en el programa electoral.

De hecho, la gente cuando vota, supuestamente, lo hace al más digno de todos - a quien aporta más confianza para ocupar el cargo. Ahora bien, ¿acaso no hay un conjunto de incongruencias estructurales que convierte a nuestra sociedad en idiota?


ENCUESTA PARA QUIEN DEFIENDA QUE ES UN BUEN VOTANTE ACTUAL

Voy a definir un BVA (Buen Votante Actual) aquel que cumple con los requisitos Fundamentales para ir a votar bien informado y con criterio, de manera que prefiere que en una urna se ponga el nombre de una persona a que se ponga cualquier otra cosa. Porque el criterio del BVA es suficiente como para saber escoger a quién dirigirá nuestros ejércitos, crisis sanitarias, el sistema económico nacional, etc...

1. Como BVA me conozco al presidente de mi asociación de vecinos, hasta el punto de asegurar si me inspira suficiente confianza o no como para que sea presidente.

2. Como BVA me leí el programa electoral del partido al que voté con el espíritu crítico necesario como para no volver a hacerlo en el mismo instante en el que perciba que me engañan.

3. Como BVA me leí el programa electoral de un partido al que no voté con el espíritu de pretender votarlo por si me inspira más confianza.

4. Como BVA sé y me he documentado bien de algún caso de corrupción del partido al que voté, considerando que el partido debe ser lo suficientemente grande como para que estadísticamente sea posible encontrar alguno.

5. Como BVA ninguna amistad me ha podido traicionar más allá de lo que sabía que sería capaz de hacerlo, porque soy una eminencia reconociendo la maldad al mirar el blanco de los ojos.

 

Si alguna de las preguntas anteriores se ha respondido que no, a mi juicio, no eres un BVA y, por tanto, tú, como yo, necesitamos un sistema de participación ciudadana que esté más acorde con la complejidad de nuestros tiempos.

Yo entiendo que cuando un abogado sale de la carrera con un cum laudem de media eso es porque, más allá de saber de leyes además debió ser capaz de sobrepasar el código deóntico y convertirse en un ser ejemplar para los de su carrera. Y tenemos dos Ms en España: M. Conde y Pablo M. Iglesias. Sin comentarios.

Los legisladores en mi modelo de participación se atienen a una pregunta que pudo haber sido denunciada en su ciudad, una vez puestas todas en conjunto se responden a modo de promesa electoral y se contabiliza de manera automática quién resta menos negativos en su distrito. De ahí saldría un edil con una unidad de voto para hacer líquido en un pleno municipal y, de ahí, a una cámara legislativa nacional. Pero una vez escogido el edil, es posible que un candidato no elegido de su distrito descubra que su compromiso electoral es contradictorio - por lo que iniciaría un juicio dispositivo que deberá costearse quien lo pierda. Por eso, se gane o se pierda tales juicios el juicio mediático no existe - pues lo único que hace que se escoja a unos o a otros es el cómputo de las ideas.

Y esos que redactarán las leyes a lo crudo no serán gente culta o refinada, ni tampoco tendrán que ser gente de una vida burguesa o reconocida. Sus leyes serán aceptadas tal cual las escriban, y luego los juristas las cocinarán a su modo a posteriori para entenderlas mejor.

Ahora bien, un poder que es incompatible con cargos o disposiciones es muy probable que sea un poder mal definido: no podemos depender de un sujeto único que sea protagonista de todas las decisiones que adopte la sociedad en su conjunto. Eso es como insinuar que existe el sujeto cuyas imperfecciones estarán en la antesala de las imperfecciones del conjunto - y eso es absurdo. Esos cargos están mal definidos.

Es como el general de los ejércitos que no deba responder cada cierto tiempo ante la cámara del Pueblo para rendir cuentas de cómo va la guerra. O incluso que no deba responder en esos periodos de tregua a los capitanes de armadas, responsables de esa porción de equipo de guerra y de sus hombres. Hasta en la guerra el líder último debe reconocer sus limitaciones y someterse a un protocolo que lo contradiga tanto por parte del Pueblo como por parte de sus inferiores en la cadena de mando.

Pero no creo que viva una democracia así, tan eficiente y tan adecuada.



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